Nace el sol en esplendor otoñal tardío un día 26 que impulsa a la luna a salir llena. Energía revelante, cósmica… Explosión inherente, cae, llora, un abrazo bien moqueado, un almuerzo familiar con sobremesa.
Un llanto desgarrador de súplica y una consentida que baila y baila todo menos cueca.
Gente, semáforo, calle, mucha barra y se borda una insignia como pez en el costado. En el costado bajo la costilla.
Y creó de la nada y creó de lo ya hecho.
Creó un planeta no en 3D, EN 3W.
Y se dibujó como hombre rudo con bigotes, con un escudo, fuerte pisada, zapato negro con tachas, y aviso que se iba lejos sin moverse.
El color medio amarillo de su tez, un espíritu celeste, un pelo café. Café toma en la mañana…
Y en la tarde y en la noche.
Llora, ahora de emoción y no contiene lágrimas ante un abrazo fraterno.
Un aeropuerto con libros bajo el brazo, una crítica constante, un ojo observador y conversador. Un ojo expresivo, evidente y egocéntrico.
Una espina en el pie que no deja caminar, un inseguro cinturón que no permite velocidades feroces, acelera y en primera. Una detención segura. Un ticket no pago, no me interesa, no es amor a lo que hago es un uso patriótico de las armas que poseo. Un Ladrido, un llanto de guagua, un aplauso de pez.
Un sol en guitarra, un sueño profundo y aplaudo.
Pienso en el ombligo y me desconcentro, miro el horizonte y tiemblo. Sueña y ella rejuvenece. Conoce y hace la desconocida, una gravedad que no comparte, un anhelo profundo de undir el pie sin temor a la mancha, el lodo en el cuerpo, el pelo erizado, sensualidad varonil y femenina, un híbrido definido, un estereotipo tendencial, rasguña y come del suelo de banquetes reales.
Reinas.
3 Ases y la mejor apuesta, un par de “2” patos y una apuesta aún más certera. Cero riesgo, cero miedo y no tiembla.
Se contrae como diafragma, manos y pies secos por un activismo.
Me subo al metro, un prologo y una crítica. Un descuido, una coraza, un corazón.